Este fin de semana me fui con mis amiguitos a la playa y fue genial. Estaba pasando por un período muy estresante en el trabajo y esta salida me vino como anillo al dedo. Fuimos a Bahía Inglesa, Caldera y alrededores, y me sorprendí. El desierto no es algo que uno ame como los bosques del sur, que te llenan de energía. Uno nunca va con mucha esperanza al desierto, pero cuando lo ves te deja sin habla. No sabes que decir! no es como el sur donde te pones a admirar los árboles, el viento, las cascadas…en el norte no hay palabras para explicar lo que te provoca.
Cuando ibamos por la carretera me quedaba mirando esos paisajes sin fin y me iba…me sentía meditando, llenándome de paz. En la playa cerré mis ojos sintiendo el viento en mi cara, el olor del mar, el sonido de los niños, la olas…fue increíble. Me renové!
Volví a Santiago resfríada porque en las noches estaba muy helado y no llevé lo necesario para abrigarme bien. Lo bueno es que descubrí un remedio natural para tan molestos síntomas: Té de jengibre.
Ingredientes:
- Jengibre
- Jugo de limón
- Miel
Preparación:
- Rallar el jengibre o cortar en pedacitos.
- Poner la ralladura de jengibre en una tetera u olla.
- Añadir agua y comenzar a hervir.
- Agregar en una taza un chorrito de jugo de limón, luego aproximadamente 2 cdtas de miel y llenar la taza con el agua de jengibre (pasada por colador)
- Beber caliente!
Hoy he tomado este té todo el día y ya me siento mucho mejor! Lo pueden guardar en el refri si lo quieren helado, pero caliente hace que penetre mejor a sus vias nasales.
Lo otro infalible es ponerse un poco de jengibre en las fosas nasales y respirar ¡Te las deja despejadísimas!
Les dejo estas fotos del hermoso norte donde nuesto amigo Grossi nos recibió como reyes.
¿Lindo cierto?